Un enemigo oculto.
- rhernandez848
- 11 mar 2022
- 2 Min. de lectura

Conocer a nuestros pacientes es definitivamente una de las mejores partes de la veterinaria. Claro, en particular cuando nos visitan por problemas menores o algo simple, como un par de vacunas. Desafortunadamente, ese no siempre puede ser el caso.
Por ejemplo, esta amiguita sonriente es Chiquita, una chihuahua de 9 años que nos visitó hace un tiempo. Aunque el tenerla con nosotros fue en sí todo un placer, resulta que la razón de su visita era cosa seria: detrás de una de sus orejas había surgido un bulto que fue creciendo con gradualmente. Ninguna masa puede tomarse a la ligera, así que comenzamos a hacer varias pruebas para saber qué era exactamente.

El hemograma, nada; química sanguínea, normal; ultrasonido, sin anormalidades; radiografía de tórax, tampoco. ¡Ninguna prueba nos daba resultados claros! No hubo más opción que hacer una nodulectomía y esperar unos días por los resultados. Cuando éstos finalmente llegaron, descubrimos que uno de los mayores temores de todo padre de mascota estaba acurriéndole a esta pequeña chihuahua. Diagnóstico: sarcoma de tejidos blandos grado 1; Chiquita tenía cáncer.

Para lidiar con este tumor, debimos llevar a Chiquita a cirugía. En casos como este, el objetivo es remover el tumor junto con parte del tejido normal que lo rodea (para asegurarnos de eliminar toda célula cancerosa).
Así fue que no hubo más opción que remover la orejita derecha de Chiquita para enfrentar el problema de raíz. Cuando menos, la operación se llevó a cabo sin complicaciones y pudimos empezar con el periodo de recuperación.
Diremos que ella pareció no importarle demasiado y estuvo feliz de volver a los brazos de su familia tras la cirugía. Aquí está ella en su última revisión y alta médica.

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