Y todo por un bultito sospechoso.
- Dra. Verónica Arzate
- 27 abr 2021
- 2 Min. de lectura

Conocida en todo el mundo y presente en los temores de todo padre de mascota, el cáncer es una enfermedad de la que nunca quieres escuchar hablar a tu veterinario. Pero con toda mascota hay altos y bajos, lo queramos o no.
Esta cosita temerosa que ves en la foto, por ejemplo, se llama Fluffy: una poodle de 7 años con ojitos que te ven directamente al alma. Pudimos conocerla cuando visitó DogLover Animal Hospital junto a sus propietarios cuando notaron un pequeño bulto en su abdomen.
Hay varias cosas que algo así puede indicar, pero antes de comenzar con suposiciones, lo mejor es abordar el caso como cualquier otro: realizar estudios para llegar a un diagnóstico seguro.
Examinamos de cerca el crecimiento en el abdomen de Fluffy para conocer con qué estábamos lidiando (en general, masas cercanas a las glándulas mamarias no suelen ser buenas señales precisamente).

Desafortunadamente, fue aquí que notamos que se trataba de un tumor lo suficientemente grande para comprometer más de una sola mama, por lo que optamos por realizar una mastectomía unilateral antes de que se volviera un problema mayor en cuanto obtuvimos los resultados de estudios de sangre.

Si nunca has escuchado de esta cirugía (que esperamos que no lo necesites), se trata de un procedimiento en que se remueve toda una línea mamaria en bloque. Puede parecer drástico, pero previene consecuencias mucho peores. Claro, si se quiere reducir el riesgo de llegar a necesitar esta cirugía, siempre podemos llevar a nuestras mascotas a esterilizar a temprana edad. ¡Hacerlo pronto ayuda a prevenir la aparición de tumores como este!

La operación salió bien, pero aún quedaba algo por hacer para determinar qué depararían las siguientes semanas a Fluffy: analizar la masa removida. Un estudio de histopatología ayudaría a determinar si se trataba de un tumor benigno… o algo peor. En este caso, el examen reveló que se trataba de un carcinoma mamario de bajo grado.
El lado malo: Fluffy tenía cáncer de mama; el bueno: era una clase de bajo grado de malignidad. Pronto, Fluffy se recuperó de su cirugía y pudo ir de vuelta a casa, donde pertenece.
Hoy, esta adorable chica se encuentra con su familia, en espera de volver dentro de algunos meses para nuevos estudios de sangre y rayos X que ayuden a descartar metástasis. Sus padres adoptivos incluso comparten esta foto de ella, como si nada hubiera pasado.

¡Pequeñita y lo que quieran, pero una guerrera de corazón!
Comments